Uno no puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si no ha comido bien. Esto dijo la Novelista y editora británica, Virginia Woolf. Comer es un placer que puede deleitarnos, y así debemos considerarlo. Es un acto que va más allá de la mera y simple nutrición del cuerpo, es una sucesión de sensaciones complejas y armónicas que se desatan incluso antes del primer bocado.
En la novela El hombre de los dados, el protagonista se aburre de elegir y toma las decisiones según dicten esos pequeños cubos del azar. No es un mal recurso a la hora de optar por uno de los mejores restaurantes de Madrid. Que el dado decida. Alea jacta est. Y bon appétit.