Triunfar como profesional es algo complicado, pero hacerlo siguiendo un estilo propio, reconocible y que a priori parezca simple, es todo un arte.
Rompiendo fronteras con su desembarco en París en los años 80, vistiendo a gurús del mundo tecnológico como Steve Jobs y elaborando algunos de los perfumes más emblemáticos de la época, Miyake ha dejado una huella imborrable en el mundo del diseño.
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